martes, julio 07, 2015

Derritiendo cerebros.

No puedo escribir... hace demasiado calor. Cuando nos desplazamos a Zaragoza sabía que hacía calor en verano, lo que no podía suponer es que íbamos a ver temperaturas históricas, hoy hemos llegado a 44.5 grados. Por fortuna tenemos un aparato de aire acondicionado en la buhardilla... por desgracia me resulta difícil pagar el recibo de la luz.

He redescubierto mi capacidad para sudar como si me estuviera derritiendo, el colchón parecía una cama de agua con fugas así que me tumbé en el suelo. No se si fue la dureza del mismo o el temor a que se estropease el parquet que busqué una colchoneta y acabé poniendola al lado de un balcón falso, lo de falso es porque no hay balcón, yo creo que al constructor le salía más barato poner esas puertas a la nada que subir con ladrillo hasta la altura normal de una ventana. Tenemos más luz, sí, pero si hay algo que sobra en Zaragoza es luz, pero no de la eléctrica, sino de la solar, que tiene por otra parte la mala costumbre de venir caliente y calentarlo todo a su paso.

Así que hoy, antes de que la buhardilla alcance los 35... hemos puesto el aire acondicionado y ya veremos como coño lo pagamos, de todos modos da igual, seguro que la compañía eléctrica inventa otro de esos apaños para cobrarnos el consumo, lo hagamos o no.

Todos se llevan las manos a la cabeza con el calor que hace, ya he dicho que parece que nunca hubo tanto calor en Zaragoza, pero yo no esperaba menos calor de este secarral, si lo único que le falta al paisaje son los cactus, en este paisaje se rodó Conan el Bárbaro, no la última, sino la del Arnol Chochonager, y no lo recuerdo precisamente verde. Hacia el otro lado, tirando hacia Soria se rodaron las imágenes de la siberia del doctor Zibago, y los monegros, indistinguibles del paisaje que veo por mi ventana brindaron sus paisajes  a algún que otro western de bajo presupuesto y a una película sobre la marcha verde, parece que el sahara no difiere demasiado de esta tierra.

Vamos, que nada parece indicar que el calor que hace, que es mucho, no sea mayor que el que se espera que tenga que hacer. Así que yo me pregunto porqué tanto bombo. Es especular, pero el anuncio del calor que iba a hacer ha agotado las existencias de ventiladores y se han aumentado las visitas a la piscina. Creo que al final va a resultar que antaño, lo que no había en Zaragoza era nadie que pudiera hablar de calor, que todos estaban en la playa de vacaciones, algo así como el ferroagosto italiano, y que ahora, con la escasez de recursos, se quedan todos por aquí y el único gasto que se pueden permitir es el del ventilador, o intentar pagar la electricidad que consume el aire acondicionado.

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