martes, marzo 17, 2015

La hipocresía del lenguaje. Las palabras feas.

Hace poco leí una noticia en la que una mujer solicitaba en las redes sociales que se modificase en la RAE el significado de la palabra "subnormal".

Según la RAE (hoy):

Subnormal.
1. adj. Dicho de una persona: Que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a lo normal. U. t. c. s.

La mujer en cuestión tiene un hijo con síndrome de Down y solicitaba que se incluyera en la definición el carácter despectivo e insultante para el que generalmente se utiliza dicha palabra, incluyendo por otra parte, a la definición actual que se trata de un término en desuso.

Ciertamente, una persona con síndrome de Down entra en la definición de subnormal, pero no es menos cierto que el uso habitual de la palabra se refiere al de insulto, así que estoy claramente de acuerdo con la propuesta de esta mujer. Por desgracia la mayoría de las solicitudes que alcanzan notoriedad social como para llegar a la prensa entran más en el terreno del absurdo.

Hace tiempo recuerdo que se hizo otra petición a raíz de las enfermedades mentales, en este caso el término a modificar era el de "idiota". Vocablo que la RAE tiene más ampliamente definido que subnormal.

Idiota.
Del lat. idiōta, y este del gr. ἰδιώτης).
1. adj. Que padece de idiocia. U. t. c. s.
2. adj. Engreído sin fundamento para ello. U. t. c. s.
3. adj. coloq. Tonto, corto de entendimiento.
4. adj. desus. Que carece de toda instrucción.

La petición pretendía eliminar los significados despectivos. Vamos, básicamente todo lo contrario de la petición a que hago mención al principio de este artículo, y por lo que recuerdo, (que la memoria no deja de ser peligrosa pues tenemos una clara tendencia a recordar, consciente o inconscientemente, como nos da la gana), también existía un número indeterminado de personas apoyando dicha petición como la anterior.

No es la única definición a la que se ha atacado por considerarla insultante. También se han escuchado críticas contra las definiciones dadas para "gitano", "moro" o "negro". Las palabras se atacan desde una doble perspectiva, por un lado se pretende eliminar el significado peyorativo con el que se las usa, y por otro, se anima al uso de eufemismos para referirse a las acepciones no peyorativas de las mismas y referirse a personas de raza romaní, magrebíes o personas de color que de extenderse su uso, incidiría en el significado peyorativo del original pues sería la única acepción posible.

Claro que también se escuchan opiniones sobre el uso de dichas palabras en el sentido de suprimirlas. 

Se podrán eliminar de los diccionarios, pero si no son esas, ya habrá otras, que figurando o sin figurar en los diccionarios acaben por significar exactamente lo mismo, y entonces, ¿las eliminamos también?

Las palabras y sus significados existen sin distinción de clase, raza, sexo o religión. Su uso puede resultar más apropiado en unas situaciones que en otras, pero las palabras no tienen la culpa, son solo el instrumento que se tiene para comunicar intenciones, opiniones, situaciones, sentimientos o todo aquello que se quiera comunicar oralmente o por escrito. Los gestos, a su vez se traducen en palabras pero no figuran en ningún diccionario de gestos. Una peineta del RAE no tiene nada que ver con la peineta que dedica el político de turno a los que esperan sus declaraciones sobre no se que papeles...

Mi madre me reñía constantemente cuando para expresar contrariedad utilizaba la palabra "joder" y mi abuelo tenía tendencia a utilizar una tercera acepción de la palabra "hostia" si la usaba para expresar sorpresa o admiración.

Existían, y existen, las palabras feas, como una colección de las mismas que no debemos usar. Mierda, puta, zorra, joder, hostia, moro, gitano, negro y un sinfín de palabras que por otra parte describen perfectamente lo que quieren decir dentro del contexto en el que se encuentren. Otra cosa es estar de acuerdo con lo que quiera decir quien las utilice.

A todos los efectos resulta igualmente  despectivo decir  "moro mierda" que "sucio magrebí", lo insultante es lo que se pretende expresar y no las palabras que se utilizan para hacerlo. A un cristiano podría resultarle insultante que le llamasen ateo, y viceversa, ¿las prohibimos las dos?

En Estados Unidos ya no se refieren a los negros como personas de color,  una vez me contaron una especie de chiste al respecto,

"- ¿Que color tiene un blanco cuando nace?
- Morado.
- ¿Y una persona de color?
- Negro.
- ¿De que color es un blanco cuando le falta oxígeno?
- Azul.
- ¿y una persona de color?
- Negro.
- ¿De que color es un blanco cuando enferma?
- Amarillo
- ¿Y una persona de color?
- Negro.
- ¿De que color es un blanco cuando le pegan un golpe?
- Morado
- ¿y una de color?
- Negro.

Y a pesar de todo... ¿los negros son los que son de color?"

Ahora, en otra vuelta de tuerca son afroamericanos. Teniendo presente que la especie humana surge (hasta que se demuestre lo contrario) en África, se podría decir que todos somos afro-algo, y que todos los blancos, los indios y los asiáticos de América, son todos a su vez, afroamericanos.

Palabras feas, que no se deben usar, y sin embargo sí se puede hablar de corruptos, prevaricadores, asesinos, violadores, pederastas, ladrones, evasores y políticos que engloben a varias de las anteriores.

Definitivamente, es un problema de educación.


No hay comentarios: