martes, noviembre 15, 2011

Deseos y supersticiones.

Este fin de semana comimos con unos amigos en casa, hice pavo aunque se me pasaron las fotos así que no hay receta. De todos modos terminamos una de esas botellas que venía desde los tiempos en los que estaba en Canarias, todo un acontecimiento. Al tiempo me enteré de una "tradición" que venía de Kazajistán consistente en soplar un deseo dentro de una botella, cerrarla y... no se como sigue el proceso porque se olvidaron la botella así que está ahí, vacía... bueno, con su deseo insertado, esperando a vernos de nuevo para que terminen el proceso, ya que según ella, se le ha cumplido en alguna ocasión.

Pero el mercadéo de deseos no es exclusivo del extranjero, por lo general hay lugares en los que la gente hace cola y paga por formular deseos. Digo yo que debe haber un elevado componente de egoismo en los deseos que se solicitan pues sí fuera cierto que se cumplian... ¿por qué no se pide el fin del hambre, guerras, infelicidad o desgracias?, cuatro deseos de entre los millones que se pueden pedir y fácilmente constatable que, o no se han pedido, o no se han concedido...

Parece ser que son deseos que no se pueden pedir... no se si con ello se reconoce la incapacidad del ente que los concede de hacerlos realidad, pero ello sería suponer un límite a los deseos que se pueden pedir. ¿cual es ese límite?, parece que el límite debe entrar dentro de los límites de lo que puede pasar sin que sea necesario pedirlo para que se cumpla. En estas fechas, y aumentando según nos acercamos a finales de diciembre, uno de los deseos más comunes, al menos en España es: "que me toque la lotería". ¿Habrá alguno que pida ese deseo sin haber jugado ni con lotería regalada?... sería como el chiste aquel en el que Jesus contesta a los ruegos de un creyente y le indica que sí, que no sea cansino, que le concede el deseo pero que por Dios... que compre un décimo. Así que será raro que entre los millones de compradores de décimos de la lotería haya alguno que no desee que le toque... más que nada porque si no deseas que te toque... ¿para que coño juegas?, después de complicarse más o menos la vida para realizar la declaración de la renta de la forma más ventajosa posible no creo que el motivo del juego sea el de pagar impuestos... que a fin de cuentas es lo único seguro cuando se juega a la lotería.

Pero bueno, como todos desean ser los agraciados, todos aquellos que efectivamente lo son, ven a su vez cumplido su deseo de serlo. Como además los medios acuden como buitres a capturar imágenes de estos, se hace publicidad del deseo conseguido y el que más y el que menos tiene un amuleto, truco, chanza o ritual que le ha llevado a esa situación sin lugar a dudas, eso sí, la mayoría tienen una promesa pendiente que deberán cumplir porque esa es la más habitual... si me toca... haré el camino de Santiago... yo si me toca, haré una penitencia mucho mayor... daré la vuelta al mundo... pero solo si me toca.

En fin, es todo una cuestión de probabilidades, pero todo es tan simple como mirar la probabilidad del modo adecuado, es casi seguro de que a alguien le va a tocar... ¿porqué no voy a ser yo?, eso no aumenta las probabilidades de que le toque a nadie en particular. Solo tiene más opciones quien juega más números pero con un límite... si los juegas todos, pierdes.

Soplar un deseo en una botella parece una invención del productor del licor de turno... para que todos los presentes en una fiesta tengan su deseo... hace falta beber tantas botellas como personas, y el único deseo que seguro que se cumple es el del que fabrica el licor... que vende más.

Esta no nos la bebimos el fin de semana... es otro deseo de vete a saber quien...

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