jueves, julio 15, 2010

Y vuelta a empezar.

No soy un técnico bursátil, mis conocimientos financieros dejan mucho que desear pero no se si es que la tontería se ha adueñado del mundo o simplemente ya lo era y la historia se repite una y otra vez para demostrar que no es que sea que la estupidez se haya hecho con las riendas del mundo, sino que en realidad nunca las abandonó.

En su día hablé del desplome inmobiliario que se veía venir, aún recuerdo todos aquellos que se rieron de mi mientras me decían que debía invertir en apartamentos en la manga del mar menor. Otros me aconsejaban invertir en sellos... por fortuna no hice caso a ninguno de ellos... claro que en buena parte porque no me parecía un buen negocio aquello de pedir un préstamo al banco para invertir en ladrillos o sellos. A fin de cuentas, si era tan buen negocio, ¿porqué no invertían los bancos directamente en ello? Entonces no lo sabía, pero ya habían empezado a hacerlo, y todos aquellos créditos basura que nadie podía pagar se negociaban en las bolsas del mundo como un producto más. Una más de esas falacias en las que se compra y se vende algo que nunca se ve y que por lo demás puede hasta no existir.

La bolsa se ha puesto en el punto de mira de la prensa y ahora no parece tan importante la crisis inmobiliaria e incluso da la impresión de que el paro depende de la marcha de la misma hasta el punto en el se crea una relación directa entre el índice del paro y el de la bolsa.

Lo cierto es que en una semana la cotización de una empresa sube y baja como si de una noria se tratase, ¿significa ello que la empresa produce o deja de producir en función de su cotización en bolsa?, en principio debería suceder que la bolsa reaccionase a las condiciones de la empresa pero no es así. Bueno... en el caso de BP, está claro que algo si va a resultar afectada por su propia actividad y su empeño de hacer la competencia a la tinta del calamar tiñendo de negro el mar, pero, teniendo presente el daño provocado, ¿le afecta tanto como debiera?

A la primera pregunta, definitivamente no. Al mercado le trae sin cuidado que una empresa produzca o no, si la principal actividad de una empresa fuera producir el bien que fabrica y obtener el beneficio que pudiera obtener de su venta, no cotizaría en bolsa. Es el caso de la mayoría de las empresa que como usuarios normales conocemos. Otras, sin embargo optan por cotizar en bolsa, por lo general escogen un momento optimista del mercado para entrar en el sistema y aprovechar la corriente alcista que impone la sobrevaloración de sus activos.

Pero al igual que la energía, el capital, ni se crea ni se destruye... bueno, en realidad sí, pero de un modo similar a la energía. Podríamos decir que la tierra en su conjunto tiene un valor global fijo e invariable. Los recursos de la misma son limitados y no están uniformemente repartidos y en teoría el valor que se les atribuye depende de la relación demanda/oferta.

Por poner un ejemplo tenemos el curioso caso de los diamantes, muy abundantes y baratos por lo que se refiere a la mano de obra empleada para extraerlos. Su demanda es en realidad muy escasa ya que su uso es bastante limitado y en buena parte se trata de algo simplemente ornamental. Hay otras piedras mucho más escasas y raras que se venden a precios de risa en los mercadillos de cualquier ciudad.

El precio del oro, mucho más utilizado por la industria, tiene un comportamiento singular. En tiempos de bonanza económica tiene tendencia a subir por el aumento de su consumo, y en tiempos de crisis en los que su consumo se reduce, sube más aún porque se convierte en un valor "seguro" en el que invertir, pero es un claro ejemplo de producto que ni se crea ni se destruye, siempre se puede recuperar de los productos finales que lo utilizan una vez que estos han alcanzado el final de su vida útil y hay ingentes cantidades del mismo almacenados con el único propósito de tener más del mismo cuando su valor aumenta.

No es algo nuevo, antaño sucedía lo mismo con la sal, origen del vocablo salario, ya que era un producto imprescindible para conservar los alimentos. La globalización del transporte facilitó su transporte desde sus lugares de producción y la ausencia de un propietario global del mar... su principal fuente, hizo que su precio cayera en picado. Salvo en invierno... cuando el estado de las carreteras del mundo civilizado obliga a devolver a la tierra la sal que los ríos le roban con destino al mar y se paga por kilo de sal más de lo que cobra por día el minero que extrae los diamantes.

El caso de la sal puede parecer antiguo, pero refleja lo que ocurre con el "salario" actual, con la riqueza ficticia con la que vivimos actualmente. El dinero con el que definimos lo pobre o rico que es un país o una persona no se corresponde con la riqueza real que atesora. No existe una relación directa entre el valor asignado al dinero existente en el mundo y el valor de los bienes contenidos en el mismo.

El problema estriba en que el dinero se produce de dos maneras distintas, por un lado tenemos a los paises que emiten moneda sin necesidad de que se haya deteriorado o destruido la existente y por otro tenemos el dinero ficticio que manejan los mercados de valores en los que los beneficios se traducen en dinero que nunca existió.

En el primer caso, el conocimiento de dicha producción de dinero rebaja automáticamente su valor en referencia a otras monedas, se devalúa. No parece traer ningún beneficio, comprar fuera de dicho país resulta más caro... pero la devaluación sirve para bajar salarios a nivel global sin que el usuario se aperciba de ello. Porque ese dinero que se ha producido no se reparte entre los usuarios, no tengo ni idea de adonde va, pero supongo que acaba en forma de creditos a las entidades bancarias y el estado paga sus salarios con ese dinero. La exportación se potencia, porque mientras la inflacción no alcanza la depreciación sufrida, los productos resultan mas atractivos en precio para el extranjero. Todo aquello que se produce integramente en el pais afectado, redundará en mayores beneficios, pero por desgracia hay muchos productos que precisan de una materia prima que se produce en otros paises... y claro, suben de precio porque la materia prima es a su vez más cara... salvo, claro está... que en ese lugar hayan tenido tambien la necesidad de devaluar su moneda. Así que resulta que la devaluación, que parece ser provocada por un pais para su beneficio, es más beneficiosa para el resto de los paises que devaluan su moneda en menor medida.

Hace unos días fuimos al banco con mis hijas, la menor tiene 7 años y ya ha empezado a comprender que el banco no regala el dinero que sacamos del cajero, que primero hay que meterlo en el banco. Ella tiene su cuenta corriente, esa en la que se ingresa todo el dinero que le han ido dando desde que nació y que ahora se lo dan a ella y nos lo entrega para que lo metamos en el banco... el dinero de la universidad, ese concepto abstracto que no entiende pero que de algún modo asocia a que servirá para tener más dinero. No voy a entrar en la inutilidad del gesto... guardar el dinero para tener más dinero... si no lo usas no lo necesitas, si no lo necesitas... ¿para que quieres tener más?

Pero mi hija me preguntó si era en aquella oficina donde tenían su dinero para despues preguntarme que donde. Le dije que que en realidad estaba repartido entre muchas oficinas enfangandome poco a poco en un berenjenal del que no sabía muy bien como salir. Entonces ella me preguntó que como sabían cuales eran sus billetes... y volví a caer la cuenta de lo absurdo del dinero. Es algo que en realidad no existe, es un porcentaje de participación de la riqueza global del planeta.

Si pudiesemos sumar el dinero existente en el mundo, averiguariamos, en ese momento el porcentaje de propiedad que nos corresponde de dicha riqueza. El problema está en que esa suma no da un valor fijo, por lo general es un valor creciente, así que si el dinero que posee una persona determinada no crece del mismo modo, su porcentaje de propiedad disminuye del mismo modo.

Por otra parte el valor del dinero no tiene nada que ver con la divisa en la que está impreso. Podríamos decir que el mundo tiene un valor constante en una moneda que no existe. Cada vez que se produce dinero ficticio en una moneda, ya sea por las revalorizaciones de las empresas en bolsa o por la devaluación física de la misma, en realidad se está devaluando en relación a ese valor constante. Unas monedas se devalúan más que otras y de ahí el tipo de cambio que se aplica entre monedas.

Como no sabemos cual es el valor que le podemos asignar al mundo, no hay forma de aplicar el cambio sobre nuestra riqueza personal para saber cuanto del mismo nos "pertenece", pero el hecho de que los ricos, sean cada vez más ricos, nos debería dar una idea de lo pobres que nos volvemos los que no lo somos. Basta con mirar las noticias para descubrir titulares como que cierto banco ha reducido sus beneficios un 17 o un 20% sobre los beneficios del año anterior... beneficios... es decir, sigue habiendo ganado más que el anterior pero menos. Es una mala noticia porque en realidad ha disminuido su porcentaje de la riqueza mundial... pero para aquellos que tenemos lo mismo que teníamos o menos... la única lectura que se puede sacar es que en realidad tenemos mucho menos...

¿y entonces? ¿que tiene quien no tiene nada?... en realidad son los únicos que ven la parte de propiedad que les pertenece, se tienen a sí mismos, y si están vivos es porque con toda probabilidad están siendo utilizados por aquellos que tienen más para aumentar su propiedad sobre aquellos que también tienen.

En fin... tanto escribir para no decir nada no debe ser nada bueno, será que mi condición de ciudadano del mundo está afectando a mi percepción local y pocas, muy pocas cosas, cada vez menos, tienen aun algún sentido para mi.

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